domingo, 14 de diciembre de 2008

Vermer

Sabemos relativamente poco acerca de la vida de Vermeer, a excepción de algunos hechos básicos anotados en registros y documentos legales. Vermeer nació en Delft (Países Bajos), hijo del trabajador de clase media Reijnier Janszoon. Fue bautizado como protestante el 31 de octubre de 1632 bajo el nombre de Joannis. Y enterrado en la Iglesia Vieja (Oude Kerk) en Delft. Es, después de Rembrandt, el más famoso pintor holandés del siglo XVII, periodo que es conocido como la edad de oro de Holanda, por sus asombrosas realizaciones artísticas y culturales.
Su obra es escasa: treinta y cuatro cuadros de escenas de interior (como La Lechera) o retratos (Muchacha con turbante) y dos paisajes urbanos (La callejuela y La vista de Delft). Incluso el número de pinturas atribuidas a Vermeer varía, debido a las circunstancias en las que murió este pintor y a su posterior olvido.
Vermeer se destacaba en la restitución de la luz, de la textura, de la perspectiva (quizás empleaba la cámara oscura) y de los colores trasparentes. Cuidaba la armonía de los colores.
Se interesó por todas las capas de la sociedad con igual esmero, desde el retrato de una simple lechera trabajando a las obras en las que muestra el lujo y esplendor de los ricos burgueses de la época en sus espaciosas casas, por tanto su pintura nos revela muchos aspectos de la vida de esta época. En su obra se pueden encontrar connotaciones religiosas y científicas.
Alcanzó cierta fama en su ciudad de Delft como pintor innovador y como experto en cuadros. En 1672 fue convocado a La Haya para hacer un peritaje sobre una colección de telas vendidas a Federico Guillermo, gran elector de Brandemburgo.
Se casó en 1653 con Catharina Bolnes, católica, hija de Maria Thins, que disponía de buenos ingresos. Sin embargo las Provincias Unidas fueron invadidas por Francia y luego Inglaterra les declaró la guerra, lo que repercutió negativamente en el mercado del arte en general, y en las finanzas de los Vermeer en particular, ya que tenían once hijos.
Se supone que se perdieron algunas de sus obras porque en más de una ocasión tuvo que entregarlas para pagar sus deudas a los tenderos. Jan Vermeer murió pobre, y su mujer tuvo que vender sus cuadros al ayuntamiento para sobrevivir y mantener a sus ocho hijos todavía menores. Luego se diseminaron sus obras (algunas llegaron a salir del país) a veces con la firma de otros pintores para darle más valor. De las 34 obras reconocidas actualmente como auténticas, sólo 16 llevan su firma y únicamente dos la fecha.

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